Familias Reconstituidas
La mejor manera de explicar lo que es una familia reconstituida es mediante el ejemplo de un personaje público de nuestra sociedad: Basta con analizar la composición familiar de los hijos de Isabel Preysler. Esto es una familia reconstituida.
Una familia reconstituida es aquella formada por una pareja en la que, uno de los miembros, o los dos, tienen hijos/as de relaciones de pareja anteriores. Con toda probabilidad, éste será el prototipo de familia en un futuro no muy lejano.
Es más fácil para los niños/as aceptar las nuevas parejas de sus progenitores si la situación previa post-ruptura está resuelta (emocional, económica y legalmente) y las heridas cicatrizadas.
Es necesario que las nuevas parejas se introduzcan de manera progresiva y no se “obligue” a los hijos/as a adaptarse a las mismas con rapidez, habiendo dejado claro desde el principio que nadie pretende sustituir a nadie, así como delimitando cuál es el lugar de cada uno de los miembros.
Cuando llega el momento de iniciar la convivencia entre esta nueva pareja es necesario llevar a cabo una delicada labor de reajustes que permitan a la nueva familia un funcionamiento eficaz como sistema familiar, reorganizando la familia biológica de cada uno de los miembros, integrando el pasado en el presente, estableciéndose así un nuevo marco de relaciones. Quedando supeditado esta organización al tipo de custodia que cada miembro de la pareja tenga respecto a sus hijos e hijas biológicos, siendo frecuente cuadrar tiempos de estancias y visitas para unificar la convivencia en la nueva estructura familiar, dando lugar a todo un abanico de posibles convivencias: convivencias diarias, convivencias solo de fines de semana, convivencias por semanas alternas, convivencia diaria con los hijos/as de la pareja y solo de fin de semana con los hijos biológicos, convivencia diaria con los hijos biológicos y solo de fin de semana con los hijos de la pareja. Incluso cabe la posibilidad de que nazcan nuevos bebés, lo cuales llegarían rodeados de hermanastros y hermanastras maternos y/o paternos con los que el bebé conviviría según la custodia que cada uno de ellos tenga establecida.
Todo un croquis, en donde van tejiéndose nuevas relaciones y nuevos vínculos. Donde hay que tener en cuenta los intereses de los distintos miembros, a veces en edades similares de crianza, otras veces en diferentes etapas evolutivas, la similitud o diferencia entre los estilos educativos de las partes, la validez que otorgue a esta nueva relación cada una de las familias extensas de los niños/as… La familia reconstituida requiere ante todo organización, paciencia, comprensión y tiempo.
Las buenas relaciones entre la pareja influyen en las relaciones familiares y en la adopción de las mejores pautas de crianza para con los hijos/as de ambos. Estrategias que funcionan en la adaptación de esta composición familiar suelen ser la necesidad de dar un tiempo para cada miembro o grupo de miembros de la relación, un tiempo para jugar o hacer tareas con los hijos/as de ambos o los propios, un tiempo para dedicárselo a la relación y un tiempo para llevar a cabo tareas o actividades todos juntos. Los lazos de afecto y relación se establecen no por título, sino por tiempo y momentos compartidos.
Los problemas de comunicación y los conflictos que surgen en estas situaciones son el origen de muchos conflictos para la nueva relación. Las dificultades que se encuentran estas parejas es que, a diferencia de las parejas que inician convivencia desde cero, en las familias reconstituidas desde el primer momento de convivencia comienzan con la existencia de hijos e hijas, siendo esa etapa inicial de ajuste y adaptación del propio proceso de convivir un proyecto complejo no exento de dificultades. Las nuevas parejas tendrán que integrarse a una familia ya formada, con sus propias normas de funcionamiento, historia, etc, lo cual puede conllevar determinados problemas de adaptación.
Los hijos/as biológicos pueden considerar una competencia las relaciones de su padre/madre con los hijos de la nueva pareja. El conflicto de lealtades puede llevar a los hijos/as a boicotear la nueva relación de pareja. Los hijos/as de la nueva pareja pueden caer bien o pueden caer mal.
A toda esta complejidad hay que sumar el importante papel que desempeña la otra parte de la familia nuclear de los niños y niñas, es decir, el otro padre/madre biológico. Su papel facilitador y grado de aceptación será fundamental para el bienestar de los propios hijos/as. Por el contrario, los niños/as pasarán al campo de batalla cuando esta nueva relación no sea validada por todos los miembros de la familia nuclear.
“El divorcio no suprime la familia, la ensancha, transforma el núcleo de donde vienen en una red de múltiples conexiones. Siempre que en cada extremo de esta red se encuentre un hogar cálido, donde hijos e hijas se sientan queridos”. -P. Lucas y S. Leroy
“Cualquier estructura familiar puede llevar a cabo exitosamente su función educativa si es coherente en la aplicación de las normas, apoya a sus miembros y está implicada en la labor de crianza de los hijos”. -Victoria del Barrio.