Hombres afectados por una condena de violencia de género

En la actualidad, tal y como está la ley LO 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, es fácil hacer un mal uso de la misma, en busca de objetivos que nada tienen que ver con la finalidad que dicha ley pretende. Fruto de ello nos encontramos con hombres, con hijos e hijas (en la mayoría de los casos), condenados por violencia de género, lo que de inmediato les genera unas limitaciones en diferentes ámbitos de su vida, ya sea a nivel laboral, a nivel de movilidad, a nivel económico y a nivel de custodia llegando incluso a interrumpirse el tiempo de comunicaciones y estancias con los niños/as.

Queremos puntualizar que nos estamos refiriendo únicamente a aquellos casos en los que la mujer se aprovecha la existencia de esta ley para hacer un mal uso de ella con el único objetivo de salir beneficiada en la obtención de sus intereses que son la custodia, la casa, la pensión, la paralización del proceso civil y el acceso a diferentes prestaciones sociales. Escenario en el que los niños y niñas pasan a ser objetos posesivos de ganancia.

Esta situación que vemos a diario, genera consecuencias emocionales en todas las partes implicadas:

  • Madres cargadas de emociones desagradables haciendo un daño extremo tanto en los hijos e hijas como en los padres, como a sí mismas. Resulta paradójico que estas madres solo tienen puesto el foco en la ganancia material que obtienen invisibilizando el dolor que les genera a los hijos e hijas esta situación, siéndoles imposibles empatizar con las necesidades afectivas de sus hijos e hijas, destruyéndoles lo que hasta el momento fue un pilar en sus vidas, su padre.
  • Padres que de manera repentina se ven sin poder estar ni comunicarse con sus hijos e hijas hasta la resolución y en el peor de los casos hasta la finalización de la condena.
  • Hijos e hijas que de pronto pierden a su padre, persona que hasta el momento del divorcio era válida y tras el divorcio resulta ser peligrosa, violenta y miserable, según su madre les cuenta.

Si eres un padre o un hombre afectado por las fisuras que la ley LO 1/2004 presenta, nos gustaría escucharte. Invertir en ti, y en la gestión de esta incomprensible situación es fundamental para tu estabilidad mental.

Para finalizar queremos reflejar que en las relaciones de pareja tiene que primar el amor, el respeto y la empatía. Todo lo que tenga que ver con violencia no puede tolerarse, tiene que modificarse esa forma de actuar y debe ser denunciada y penada. Si no existe violencia, no hay violencia que denunciar. No hagan un mal uso de la ley (acción que por otro lado genera que en aquellas familias donde sí ha existido violencia en ocasiones no se les reconozca judicialmente, dejando en consecuencia a unos menores en riesgo). En lugar de hacer un mal uso de la ley, hagan un buen trabajo psicoterapéutico de la herida emocional que pudiera generarse a consecuencia del divorcio.

En lugar de odiar, sean humanos y civilizados. Sean modelos educativos para sus hijos e hijas.